sábado, 14 de mayo de 2011

No desearás a tu padre (VII)





Texto utilizado:
Ovide, Les Metamorphoses
Texte etablit et traduit par G. Lafaye, Paris
Belles Lettres, 1995
Libro X 467-500











'Plena patris thalamis excedit et inpia diro
semina fert utero conceptaque crimina portat. 470
postera nox facinus geminat, nec finis in illa est,
cum tandem Cinyras, avidus cognoscere amantem
post tot concubitus, inlato lumine vidit
et scelus et natam verbisque dolore retentis
pendenti nitidum vagina deripit ensem; 475
Myrrha fugit: tenebrisque et caecae munere noctis
intercepta neci est latosque vagata per agros
palmiferos Arabas Panchaeaque rura relinquit
perque novem erravit redeuntis cornua lunae,
cum tandem terra requievit fessa Sabaea; 480
vixque uteri portabat onus. tum nescia voti
atque inter mortisque metus et taedia vitae
est tales conplexa preces: "o siqua patetis
numina confessis, merui nec triste recuso
supplicium, sed ne violem vivosque superstes 485
mortuaque exstinctos, ambobus pellite regnis
mutataeque mihi vitamque necemque negate!"
numen confessis aliquod patet: ultima certe
vota suos habuere deos. nam crura loquentis
terra supervenit, ruptosque obliqua per ungues 490
porrigitur radix, longi firmamina trunci,
ossaque robur agunt, mediaque manente medulla
sanguis it in sucos, in magnos bracchia ramos,
in parvos digiti, duratur cortice pellis.
iamque gravem crescens uterum perstrinxerat arbor 495
pectoraque obruerat collumque operire parabat:
non tulit illa moram venientique obvia ligno
subsedit mersitque suos in cortice vultus.
quae quamquam amisit veteres cum corpore sensus,
flet tamen, et tepidae manant ex arbore guttae. 500


[470] Llena del padre sale de la habitación y lleva en el funesto vientre impía semilla y porta el crimen concebido. La noche siguiente, repte el crimen y no hay límite en ella, finalmente, cuando Cyniras, ávido de conocer a su amante, luego de haberse acostado tantas veces, llevando una luz vio su crimen y a su hija y con palabras retenidas por el dolor, [475] sacó su brillante espada de la vaina que pendía.
Mirra huye y es sustraída a la muerte por las tinieblas y el don de la negra noche; y tras errar por los anchos campos abandonó la Arabia de palmeras y los territorios Panqueos y anduvo errando por nueve lunas; hasta que finalmente, agotada, descansó [480] en la tierra Sabea y ya apenas (podía) llevar el peso de su vientre. Entonces, sin saber y entre el miedo a la muerte y el hastío de la vida, expresó las siguientes suplicas: “Oh divinidades, si alguna de vosotras sois accesibles a los que confiesan (su pecado), he merecido y no rechazo el triste suplicio; [485] pero, para no deshonrar, sobreviviendo, a los vivos y muriendo, a los muertos, alejadme de ambos reinos y una vez transformada negadme la vida y la muerte.”
La divinidad accede a los que reconocen algo; ciertamente, su último deseo cumplieron sus propios dioses, pues la tierras se volvió encima de las piernas [490] de la que hablaba y una raíz, soporte de su largo tronco se extiende, oblicua a través de las uñas quebradas y los huesos sacan fuerzas y poniendo la médula en la medio, la sangre pasa a la savia; los brazos (pasan a ser) ramas, la piel se convierte en corteza y [495] ya el árbol, al crecer había irritado al grávido vientre y cubierto su pecho y se preparaba a cubrir el cuello: aquella no soportó más la demora y bajo saliendo al encuentro de la madera que venía y sumergió su rostro en la corteza y aunque perdió con el cuerpo sus antiguos sentidos, [500] sin embargo, llora y manan del árbol tibias gotas. También hay honor en sus lágrimas y la mirra destilada del árbol tiene el nombre de su dueña y no será silenciada/callada en ningún tiempo.

sábado, 7 de mayo de 2011

No desearás a tu padre (VI)



Texto utilizado:
Ovide, Les Metamorphoses
Texte etablit et traduit par G. Lafaye, Paris
Belles Lettres, 1995
Libro X 432-467












'Festa piae Cereris celebrabant annua matres
illa, quibus nivea velatae corpora veste
primitias frugum dant spicea serta suarum
perque novem noctes venerem tactusque viriles
in vetitis numerant: turba Cenchreis in illa 435
regis adest coniunx arcanaque sacra frequentat.
ergo legitima vacuus dum coniuge lectus,
nacta gravem vino Cinyran male sedula nutrix,
nomine mentito veros exponit amores
et faciem laudat; quaesitis virginis annis 440
"par" ait "est Myrrhae." quam postquam adducere iussa est
utque domum rediit, "gaude, mea" dixit "alumna:
vicimus!" infelix non toto pectore sentit
laetitiam virgo, praesagaque pectora maerent,
sed tamen et gaudet: tanta est discordia mentis. 445
'Tempus erat, quo cuncta silent, interque triones
flexerat obliquo plaustrum temone Bootes:
ad facinus venit illa suum; fugit aurea caelo
luna, tegunt nigrae latitantia sidera nubes;
nox caret igne suo; primus tegis, Icare, vultus, 450
Erigoneque pio sacrata parentis amore.
ter pedis offensi signo est revocata, ter omen
funereus bubo letali carmine fecit:
it tamen, et tenebrae minuunt noxque atra pudorem;
nutricisque manum laeva tenet, altera motu 455
caecum iter explorat. thalami iam limina tangit,
iamque fores aperit, iam ducitur intus: at illi
poplite succiduo genua intremuere, fugitque
et color et sanguis, animusque relinquit euntem.
quoque suo propior sceleri est, magis horret, et ausi 460
paenitet, et vellet non cognita posse reverti.
cunctantem longaeva manu deducit et alto
admotam lecto cum traderet "accipe," dixit,
"ista tua est, Cinyra" devotaque corpora iunxit.
accipit obsceno genitor sua viscera lecto 465
virgineosque metus levat hortaturque timentem.


Las madres celebraban las fiestas anuales en honor de Ceres, esas, en las que, cubiertos sus cuerpos con níveos vestidos, ofrecen las primicias de sus frutos, guirnaldas de espicas y por nueve noches consideran prohibidos (los amores) a Venus y el contacto con los hombres.

[435] Entre aquella multitud está Cencreides, esposa del rey (Cyniras) y asiste a los sacrificios secretos. Así pues, mientras el lecho (está) vacío de la esposa legítima, la nodriza, diligente en mal momento, hallando a Cyniras, agobiado por el vino, con un nombre ficticio (le) expone amores reales y alaba la belleza (de Myrra); [440] siendo preguntada por los años de la doncella, dice: “es igual a Myrra”.

Después que fue ordenado que la condujera y tan pronto volvió a la casa, dijo: “alégrate, discípula mía, ¡vencimos! La infeliz doncella no siente alegría en su corazón y todo su pecho se entristece al presentir; pero, sin embargo, también se alegra, [445] tan grande es el desacuerdo de su mente.

Era el momento en que todo calla y entre los Triones, el Boyero había girado su carro, torciendo la lanza, ella va hacia su crimen. la dorada luna huye del cielo; negras nubes cubren las estrellas ocultas; la noche carece de su propio fuego; tú, Icario, [450] el primero en esconder tu rostro, y tú, Erígone, consagrada por el piadoso amor de su padre.

Tres veces retrocedió por la señal del pie que tropezó, tres veces un búho funesto dio su augurio con un canto letal: no obstante, avanza, y las tinieblas y la negra noche disminuyeron su pudor; con la (mano) izquierda [450] sostiene la mano de la nodriza; con la otra explora el camino oscuro con su movimiento. Ya toca el umbral de la habitación, ya abre las puertas, ya es conducida dentro. Pero las piernas le temblaron a aquella, tras doblarse las rodillas y huyen el color y la sangre y el ánimo abandona a la que avanza.

[460] Cuanto más próximo su crimen está, más se horroriza y se arrepiente de haberse atrevido y quisiera poder volverse sobre sus pasos sin ser reconocida.
La anciana conduce con su mano a la que vacila y entregando a la que se acerca al alto lecho dijo: “recíbela, Cyniras, ésta es tuya” y unió los cuerpos malditos.

[465] El progenitor recibe sus propias entrañas en el lecho obsceno y aligera los miedoas de la virgen y anima a la temerosa. Quizás también bajo el pretexto de la edad dijo: “hja!. Ella también dijo: “padre”, para que no falten nombres al crimen.