Texto utilizado:
Ovide, Les Metamorphoses
Texte etablit et traduit par G. Lafaye, Paris
Belles Lettres, 1995
Libro IX 1-110
Inde per inmensum croceo velatus amictu
aethera digreditur Ciconumque Hymenaeus ad oras
tendit et Orphea nequiquam voce vocatur.
adfuit ille quidem, sed nec sollemnia verba
nec laetos vultus nec felix attulit omen. 5
fax quoque, quam tenuit, lacrimoso stridula fumo
usque fuit nullosque invenit motibus ignes.
exitus auspicio gravior: nam nupta per herbas
dum nova naiadum turba comitata vagatur,
occidit in talum serpentis dente recepto. 10
quam satis ad superas postquam Rhodopeius auras
deflevit vates, ne non temptaret et umbras,
ad Styga Taenaria est ausus descendere porta
perque leves populos simulacraque functa sepulcro
Persephonen adiit inamoenaque regna tenentem 15
umbrarum dominum pulsisque ad carmina nervis
sic ait: 'o positi sub terra numina mundi,
in quem reccidimus, quicquid mortale creamur,
si licet et falsi positis ambagibus oris
vera loqui sinitis, non huc, ut opaca viderem 20
Tartara, descendi, nec uti villosa colubris
terna Medusaei vincirem guttura monstri:
causa viae est coniunx, in quam calcata venenum
vipera diffudit crescentesque abstulit annos.
posse pati volui nec me temptasse negabo: 25
vicit Amor. supera deus hic bene notus in ora est;
an sit et hic, dubito: sed et hic tamen auguror esse,
famaque si veteris non est mentita rapinae,
vos quoque iunxit Amor. per ego haec loca plena timoris,
per Chaos hoc ingens vastique silentia regni, 30
Eurydices, oro, properata retexite fata.
omnia debemur vobis, paulumque morati
serius aut citius sedem properamus ad unam.
tendimus huc omnes, haec est domus ultima, vosque
humani generis longissima regna tenetis. 35
haec quoque, cum iustos matura peregerit annos,
iuris erit vestri: pro munere poscimus usum;
quodsi fata negant veniam pro coniuge, certum est
nolle redire mihi: leto gaudete duorum.'
Talia dicentem nervosque ad verba moventem 40
exsangues flebant animae; nec Tantalus undam
captavit refugam, stupuitque Ixionis orbis,
nec carpsere iecur volucres, urnisque vacarunt
Belides, inque tuo sedisti, Sisyphe, saxo.
tunc primum lacrimis victarum carmine fama est 45
Eumenidum maduisse genas, nec regia coniunx
sustinet oranti nec, qui regit ima, negare,
Eurydicenque vocant: umbras erat illa recentes
inter et incessit passu de vulnere tardo.
hanc simul et legem Rhodopeius accipit heros, 50
ne flectat retro sua lumina, donec Avernas
exierit valles; aut inrita dona futura.
carpitur adclivis per muta silentia trames,
arduus, obscurus, caligine densus opaca,
nec procul afuerunt telluris margine summae: 55
hic, ne deficeret, metuens avidusque videndi
flexit amans oculos, et protinus illa relapsa est,
bracchiaque intendens prendique et prendere certans
nil nisi cedentes infelix arripit auras.
iamque iterum moriens non est de coniuge quicquam 60
questa suo (quid enim nisi se quereretur amatam?)
supremumque 'vale,' quod iam vix auribus ille
acciperet, dixit revolutaque rursus eodem est.
Non aliter stupuit gemina nece coniugis Orpheus,
quam tria qui timidus, medio portante catenas, 65
colla canis vidit, quem non pavor ante reliquit,
quam natura prior saxo per corpus oborto,
quique in se crimen traxit voluitque videri
Olenos esse nocens, tuque, o confisa figurae,
infelix Lethaea, tuae, iunctissima quondam 70
pectora, nunc lapides, quos umida sustinet Ide.
orantem frustraque iterum transire volentem
portitor arcuerat: septem tamen ille diebus
squalidus in ripa Cereris sine munere sedit;
cura dolorque animi lacrimaeque alimenta fuere. 75
esse deos Erebi crudeles questus, in altam
se recipit Rhodopen pulsumque aquilonibus Haemum.
Tertius aequoreis inclusum Piscibus annum
finierat Titan, omnemque refugerat Orpheus
femineam Venerem, seu quod male cesserat illi, 80
sive fidem dederat; multas tamen ardor habebat
iungere se vati, multae doluere repulsae.
ille etiam Thracum populis fuit auctor amorem
in teneros transferre mares citraque iuventam
aetatis breve ver et primos carpere flores. 85
Collis erat collemque super planissima campi
area, quam viridem faciebant graminis herbae:
umbra loco deerat; qua postquam parte resedit
dis genitus vates et fila sonantia movit,
umbra loco venit: non Chaonis afuit arbor, 90
non nemus Heliadum, non frondibus aesculus altis,
nec tiliae molles, nec fagus et innuba laurus,
et coryli fragiles et fraxinus utilis hastis
enodisque abies curvataque glandibus ilex
et platanus genialis acerque coloribus inpar 95
amnicolaeque simul salices et aquatica lotos
perpetuoque virens buxum tenuesque myricae
et bicolor myrtus et bacis caerula tinus.
vos quoque, flexipedes hederae, venistis et una
pampineae vites et amictae vitibus ulmi 100
ornique et piceae pomoque onerata rubenti
arbutus et lentae, victoris praemia, palmae
et succincta comas hirsutaque vertice pinus,
grata deum matri, siquidem Cybeleius Attis
exuit hac hominem truncoque induruit illo. 105
Orfeo, Metamorfosis, X, 1-110, Ovidio.
De allí se alejó Himeneo, a través del inmenso éter, cubierto por un manto azafrán y se dirige a las regiones Ciconias y en vano es invocado por la voz de Orfeo.
Ciertamente, él estuvo, pero no llevó ni palabras solemnes, [5] ni un rostro alegre, ni un presagio feliz. También la antorcha que sostuvo, chisporroteó sin interrupción con un humo que provoca lágrimas pero no alcanzó con sus movimientos ningún fuego. El término de su suerte fue más grave que el augurio; pues mientras (Eurídice) vaga entre las hierbas, acompañad por una muchedumbre de náyades, [10] la recién casada muere, tras recibir la mordedura de una serpiente en el talón.
Después que el poeta Rodopeo la lloró lo suficiente en los espacios superiores, para no dejar de intentar también las sombras se atrevió a descender al Estigio por la puerta Tenaria; a través de criaturas ya sin peso y de espectros, cumplido ya su entierro.
[15] Se dirigió a Perséfone y ante el señor que gobierna los poco agradables reinos de las sombras y tañendo las cuerdas para un canto, dijo así: ¡oh divinidades del mundo ubicado bajo tierra, al que descendemos los que somos engendrados como mortales! si es lícito y permitís que, abandonando los rodeos de una boca engañosa, diga la verdad: [20] no he descendido aquí para contemplar el oscuro Tártaro, ni para encadenar la triple garganta cubierta de culebras de la monstruosa Medusa; la causa del viaje es mi esposa, sobre la que vertió su veneno una víbora tras ser pisada, y se la llevó aún antes del término de su vida.
[25] Quise soportarlo y no negaré que lo intenté: Amor ha vencido. Esto es un dios bien conocido en las regiones superiores, dudo si también lo sea aquí; pero, sin embargo, conjeturo/auguro que también lo es aquí y si no es falso el rumo de un antiguo rapto, a vosotros también unió Amor.
[30]Por estos lugares llenos de temor, por este enorme caos y el silencio del extenso reino, yo os pido, destejed el apresurado destino de Eurídice. Todas las cosas son gracias a vosotros y sólo demoradas un poco, más tarde o más temprano nos dirigimos velozmente al mismo lugar; hacia aquí todos nos tendemos, esta es nuestra última morada y vosotros gobernáis los más grandes reinos de la especie humana.
[35] También ella, cuando haya recorrido, ya madura, los años merecidos, se encontrará bajo vuestro dominio: os pido su goce como un regalo porque si los hados me niegan que yo vuelva por mis esposa, es seguro que no deseo volver; alegraos con la muerte de ambos.”
[40] Las almas sin vida lloraban ante el que decía tales cosas y tañía las cuerdas; y el Tántalo no trató de alcanzar el agua que huye y la rueda de Ixión se detuvo y las aves no arrancaron el hígado y las Belides no vaciaron las urnas y tú, Sísifo no te sentaste en tu roca.
[45] Es sabido que entonces por primera vez, las mejillas de las Euménides, vencidas por el canto, humedecieron sus mejillas de lágrimas y ni la esposa reina, ni quien reina en las profundidades se atrevieron a negar al suplicante y llaman a Eurídice: ella estaba entre las sombras recientes y avanzó con un paso lento a causa de la herida.
[50] El héroe Rodopeo recibió a esta y al mismo tiempo la condición de no volver atrás los ojos, hasta que no pasar los valles del Averno o el don sería inútil.
A través de la región silenciosa, un sendero inclinado, oscuro, arduo es tomado, lleno de negras tinieblas y ya no estaban lejos del límite de la tierra: aquí, temiendo que fallaran sus fuerzas volvió los ojos e inmediatamente ella cayó hacia atrás y tendiendo los brazos y luchando por agarrar y ser agarrada, la desdichada nada puede asir, excepto los aires que se retiran.
[60] Y ya muriendo una vez más nada se quejó acerca de su esposo –en efecto, ¿de qué se quejaría sino de ser amada?- y dijo el último adiós a, que apenas recibió aquel en sus odios y fue devuelta nuevamente al mismo sitio.
Orfeo se quedó estupefacto ante la segunda muerte de su esposa [65] como aquel que tímido vio al perro de tres cabezas, portando la del medio las cadenas, al cual no abandonó el miedo antes que su anterior naturaleza, tras convertirse; por todo su cuerpo en roca o el Oleno que arrastró hacia sí la culpa y quiso ser visto como criminal [70] o tú, infeliz Latea, confiada en tu belleza, corazones unidos en otros tiempo, ahora rocas que sostienen el húmedo Ida.
El barquero (Caronte) había rechazado al que suplicaba y deseaba en vano pasar por segunda vez; sin embargo, él, durante siete días, sucio, se sentó en la orilla sin tomar los dones de Ceres, [75] las penas, el dolor del alma y las lágrimas fueron su alimento.
Quejándose de lo crueles que son los dioses del Érebo, se retiró al alto Ródope y al Hemio, golpeado por los aquilones; el Titán había puesto fin tres veces al año, encerrado por los peces acuáticos y [80] Orfeo rechazó todo amor femenino; bien porque le había ido mal, bien porque había dado su palabra; sin embargo, un deseo ardiente de unirse al poeta se apoderaba de muchas jóvenes y sufrieron al ser rechazadas. ´
Él también fue el instigador sobre los pueblos de Tracia de que el amor transforme a los [85] jóvenes y a gozar de la breve primavera de la edad antes de la juventud y las primeras flores.
Catálogo de árboles
Había una colina y sobre la colina una superficie muy llana de campo, que volvían verde las gramíneas. [90] Al lugar le faltaba sombra; luego de que el poeta nacido de dioses se sentó en aquel lugar y probó las cuerdas que suenan, la sombra llegó al lugar: [catálogo de árboles] no faltó el árbol caonio, ni el bosque de las Helíades, ni las encinas de altas ramas, ni los suaves tilos, ni el haya, ni el laurel virginal, ni las frágiles avellanas, ni el fresno útil para las lanzas, ni el abeto geminado y el cortex, cargado de bellotas y [95] el placentero plátano y el arce de varios colores y los sauces que viven cerca de los ríos y el loto acuático y el boj que es verde perpetuamente y los delgados tamariscos y el mirto de dos colores y el sauquillo, azulado por sus bayas.
También vinisteis vosotras, flexibles hierbas y [100] a la vez las vides cubiertas de brotes y los olmos cubiertos de uvas y los olmos (cambiar nombre) y las piceas y el madronio cargado de fruto rojizo y las flexibles palmas, premio del vencedor y el pino de ceñido follaje y copa espinosa, agradable a la madre de los dioses, puesto que Atis, el de Cibeles se salió de su forma humana y [105] se endureció en aquel tronco.