Texto utilizado:
Ovide, Les Metamorphoses
Texte etablit et traduit par G. Lafaye, Paris
Belles Lettres, 1995
Libro IV. 689-712
Tum deus 'Arcadiae gelidis sub montibus' inquit
'inter hamadryadas celeberrima Nonacrinas 690
naias una fuit: nymphae Syringa vocabant.
non semel et satyros eluserat illa sequentes
et quoscumque deos umbrosaque silva feraxque
rus habet. Ortygiam studiis ipsaque colebat
virginitate deam; ritu quoque cincta Dianae 695
falleret et posset credi Latonia, si non
corneus huic arcus, si non foret aureus illi;
sic quoque fallebat.
Redeuntem colle Lycaeo Pan videt hanc pinuque
caput praecinctus acuta
talia verba refert -- restabat verba referre 700
et precibus spretis fugisse per avia nympham,
donec harenosi placidum Ladonis ad amnem
venerit; hic illam cursum inpedientibus undis
ut se mutarent liquidas orasse sorores,
Panaque cum prensam sibi iam Syringa putaret, 705
corpore pro nymphae calamos tenuisse palustres,
dumque ibi suspirat, motos in harundine ventos
effecisse sonum tenuem similemque querenti.
arte nova vocisque deum dulcedine captum
'hoc mihi colloquium tecum' dixisse 'manebit,' 710
atque ita disparibus calamis conpagine cerae
inter se iunctis nomen tenuisse puellae.
Syringa, Metamorfosis I, 689-712
Entonces, el Dios (Mercurio) dice: bajo los gélidos montes de Arcadia, entre las náyades de las selvas arcadias la más célebre fue una, a la que las ninfas llamaban Syringa.
Aquella siempre había evitado a sátiros que la perseguían y a cualquier dios que poseía selvas umbrosas y fieros campos. Ella honraba a la diosa Ortygia (Artemisa – Diana) con sus afanes/cuidados y con su propia virginidad: ceñida también según el rito de Diana, se ocultaba y no se podía saber (cuál era cada una) excepto por el arco de ésta de cuerno y el de aquella de oro; aún así engañaba.
Pan la vio (a ella) cuando/volviendo de la colina Lycea, ceñida su cabeza con pino de ramas puntiagudas (y) le dice las siguientes palabras – le faltaba (a Mercurio) decir tales palabras y que la ninfa, despreciando las súplicas había escapado por caminos inaccesibles, hasta que llegó junto a la tranquila corriente del arenoso Ladón -; (dice que) aquí ella, al impedir las aguas su curso/camino, rogó a sus transparentes hermanas que la transformaran y que Pan, cuando creyera que Syringa ya había sido dominada para él, en lugar del cuerpo de la ninfa, sujetara las cañas palustres/pantanosas; y mientras allí suspira, los vientos, movidos dentro de la caña, produjeron un sonido tenue y similar al de quien se queja.
(dice que) el dios, cautivado por el nuevo arte y la dulzura de su voz, había dicho: “este diálogo permanecerá contigo para mí”.
Y así de cañas diferentes, unidas entre sí mediante la unión con cera (éstas) conservan el nombre de la joven (syringa).
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