Adhuc enim scholas rhetorum, et, ut dixi, geometrarum musicorumque, vel quod magis mirandum est, contemptissimorum vitiorum officinas, gulosius condiendi cibos et luxuriosius fercula struendi, capitumque et capillorum concinnatores non solum esse audivi, sed et ipse vidi, agricolationis neque doctores qui se profiterentur, neque discipulos cognovi, cum etiam si praedictarum artium professoribus egeret civitas, tamen, sicut apud priscos, florere posset res publica. Nam sine ludicris artibus atque etiam sine causidicis olim satis felices fuere futuraeque sunt urbes; at sine agri cultoribus nec consistere mortales nec ali posse manifestum est.
En efecto, hoy día hay escuelas de retores y –como dije- de geometría y músicos, e incluso, lo cual es más digno de admirar, establecimientos de los vicios más despreciables, como el de condimentar la comida más golosamente y disponer las platos más lujuriosamente y los arregladores de cabellos y cabezas; no sólo vi que es así, sino también lo vi; en cambio, sobre la agricultura no he conocido ni maestros que se confiesen así, ni discípulos, aún cuando la comunidad careciera de quienes profesan las artes mencionadas; sin embargo, la república podría florecer como con los antiguos.
En efecto, sin artes cómicas y sin pleiteros, las ciudades en otro tiempo y las futuras, son harto felices, pero es manifiesto que sin agricultores, los mortales no pueden ni subsistir ni alimentarse
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