viernes, 22 de julio de 2011

Ciprés






Texto utilizado:
Ovide, Les Metamorphoses
Texte etablit et traduit par G. Lafaye, Paris
Belles Lettres, 1995
Libro X 106-147










Adfuit huic turbae metas imitata cupressus,
nunc arbor, puer ante deo dilectus ab illo,
qui citharam nervis et nervis temperat arcum.
namque sacer nymphis Carthaea tenentibus arva
ingens cervus erat, lateque patentibus altas 110
ipse suo capiti praebebat cornibus umbras.
cornua fulgebant auro, demissaque in armos
pendebant tereti gemmata monilia collo.
bulla super frontem parvis argentea loris
vincta movebatur; parilesque ex aere nitebant 115
auribus e geminis circum cava tempora bacae;
isque metu vacuus naturalique pavore
deposito celebrare domos mulcendaque colla
quamlibet ignotis manibus praebere solebat.
sed tamen ante alios, Ceae pulcherrime gentis, 120
gratus erat, Cyparisse, tibi: tu pabula cervum
ad nova, tu liquidi ducebas fontis ad undam,
tu modo texebas varios per cornua flores,
nunc eques in tergo residens huc laetus et illuc
mollia purpureis frenabas ora capistris. 125
Aestus erat mediusque dies, solisque vapore
concava litorei fervebant bracchia Cancri:
fessus in herbosa posuit sua corpora terra
cervus et arborea frigus ducebat ab umbra.
hunc puer inprudens iaculo Cyparissus acuto 130
fixit et, ut saevo morientem vulnere vidit,
velle mori statuit. quae non solacia Phoebus
dixit et, ut leviter pro materiaque doleret,
admonuit! gemit ille tamen munusque supremum
hoc petit a superis, ut tempore lugeat omni. 135
iamque per inmensos egesto sanguine fletus
in viridem verti coeperunt membra colorem,
et, modo qui nivea pendebant fronte capilli,
horrida caesaries fieri sumptoque rigore
sidereum gracili spectare cacumine caelum. 140
ingemuit tristisque deus 'lugebere nobis
lugebisque alios aderisque dolentibus' inquit.
Tale nemus vates attraxerat inque ferarum
concilio, medius turbae, volucrumque sedebat.
ut satis inpulsas temptavit pollice chordas 145
et sensit varios, quamvis diversa sonarent,
concordare modos, hoc vocem carmine movit:
'ab Iove, Musa parens, (cedunt Iovis omnia regno)
carmina nostra move! Iovis est mihi saepe potestas
dicta prius: cecini plectro graviore Gigantas 150
sparsaque Phlegraeis victricia fulmina campis.


Ciprés, Metamorfosis, X, 106-147

Junto a esta muchedumbre (de árboles) estaba el Ciprés, imitando el cono, ahora árbol, antes joven amada por aquel dios que templa la cítara con las cuerdas y con las cuerdas el arco.
Pues un enorme ciervo consagrado a las ninfas que habitan los campos de Cartea y el mismo, con sus anchos cuernos daba a su cabeza profundas sombras, los cuernos brillaban de oro y unos collares de piedras preciosas, bajando hasta los hombros colgaban de su torneado cuello. Sobre su frente pendía una bolilla de plata, atada con pequeñas correas; y brillaban similares al bronce, colgando de ambas orejas, unas perlas alrededor de sus sienes huecas.
Y él, libre de miedo y depuesto el temor natural, solía frecuentar las casas y ofrecer su cuello para acariciar a cualquier mano desconocida.
Pero, sin embargo, te era grato antes que a otros a ti, Cipariso, el más bello del linaje de Ceos: tú conducías al ciervo a pastos nuevos; tú al agua de fuentes cristalinas; tú unas veces tejías flores de variados (colores) por entre los cuernos, otras veces, sentado como jinete sobre su lomo, otras, alegre frenabas su tierna boca con riendas purpúreas aquí y allá.
Era verán y mediodía y con el fuego del sol, hervían las curvas patas del cangrejo de las orillas: el ciervo, agotado, posó su cuerpo en la tierra herbosa y sacaba para sí fresco de la sombra de los árboles. El joven Cipariso, sin saber (inconscientemente), lo hirió con aguda jabalina y cuando lo vio muriendo por la cruel herida, adoptó la decisión de morir.
¡Qué cosas no (para) consuelo dijo Febo y le aconsejó que se quejara poco y según el motivo! Sin embargo, él gime y pide este último don de los dioses, estar de luto todo el tiempo y ya , con la sangre vertida a través del profundo manto, sus miembros comenzaron a volverse de color verde y los cabellos que hasta hace poco colgaban de su nívea frente (comenzaron) a hacerse erizada cabellera y tras adoptar rigidez, contemplar el cielo estrellado con su delgada copa. El dios comenzó a llorar y dijo entristecido: “serás llorado por mí y llorarás a otros y estarás con los que se duelen (llevan luto).”

1 Carteo: ciudad de la isla de Ceos en la que se rendía culto a Apolo.
2 Comienza la descripción de la metamorfosis.
3 El ciprés en Roma, era el árbol de luto y dolor. En Grecia, en cambio, era dedicado a los dioses del cielo.

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