Ovide, Fastos
Belles Lettres, 1995
Libro V 275-378
talia dicentem tacitus mirabar; at illa 275
'ius tibi discendi, siqua requiris' ait.
'dic, dea', respondi 'ludorum quae sit origo.'
vix bene desieram, rettulit illa mihi:
'cetera luxuriae nondum instrumenta vigebant;
aut pecus aut latam dives habebat humum 280
(hinc etiam locuples, hinc ipsa pecunia dicta est);
sed iam de vetito quisque parabat opes.
venerat in morem populi depascere saltus,
idque diu licuit, poenaque nulla fuit;
vindice servabat nullo sua publica volgus, 285
iamque in privato pascere inertis erat.
plebis ad aediles perducta licentia talis
Publicios; animus defuit ante viris.
rem populus recipit, multam subiere nocentes:
vindicibus laudi publica cura fuit. 290
multa data est ex parte mihi, magnoque favore
victores ludos instituere novos;
parte locant clivum, qui tunc erat ardua rupes,
utile nunc iter est, Publiciumque vocant.'
annua credideram spectacula facta: negavit, 295
addidit et dictis altera verba suis:
'nos quoque tangit honor: festis gaudemus et aris,
turbaque caelestes ambitiosa sumus.
saepe deos aliquis peccando fecit iniquos,
et pro delictis hostia blanda fuit; 300
saepe Iovem vidi, cum iam sua mittere vellet
fulmina, ture dato sustinuisse manum.
at si neglegimur, magnis iniuria poenis
solvitur, et iustum praeterit ira modum.
respice Thestiaden: flammis absentibus arsit; 305
causa est, quod Phoebes ara sine igne fuit.
respice Tantaliden: eadem dea vela tenebat;
virgo est, et spretos bis tamen ulta focos.
Hippolyte infelix, velles coluisse Dionen,
cum consternatis diripereris equis. 310
longa referre mora est correcta oblivia damnis:
me quoque Romani praeteriere patres.
quid facerem, per quod fierem manifesta doloris?
exigerem nostrae qualia damna notae?
excidit officium tristi mihi: nulla tuebar 315
rura, nec in pretio fertilis hortus erat;
lilia deciderant, violas arere videres,
filaque punicei languida facta croci.
saepe mihi Zephyrus "dotes corrumpere noli
ipsa tuas" dixit: dos mihi vilis erat. 320
florebant oleae, venti nocuere protervi:
florebant segetes, grandine laesa seges.
in spe vitis erat, caelum nigrescit ab Austris
et subita frondes decutiuntur aqua.
nec volui fieri nec sum crudelis in ira; 325
cura repellendi sed mihi nulla fuit.
convenere patres, et, si bene floreat annus,
numinibus nostris annua festa vovent.
adnuimus voto: consul cum consule ludos
Postumio Laenas persoluere mihi.' 330
Quaerere conabar quare lascivia maior
his foret in ludis liberiorque iocus;
sed mihi succurrit numen non esse severum,
aptaque deliciis munera ferre deam.
tempora sutilibus cinguntur tota coronis, 335
et latet iniecta splendida mensa rosa;
ebrius incinctis philyra conviva capillis
saltat, et imprudens utitur arte meri;
ebrius ad durum formosae limen amicae
cantat, habent unctae mollia serta comae. 340
nulla coronata peraguntur seria fronte,
nec liquidae vinctis flore bibuntur aquae;
donec eras mixtus nullis, Acheloe, racemis,
gratia sumendae non erat ulla rosae.
Bacchus amat flores: Baccho placuisse coronam 345
ex Ariadnaeo sidere nosse potes.
scaena levis decet hanc: non est, mihi credite, non est
illa cothurnatas inter habenda deas.
turba quidem cur hos celebret meretricia ludos
non ex difficili causa petita subest. 350
non est de tetricis, non est de magna professis:
volt sua plebeio sacra patere choro,
et monet aetatis specie, dum floreat, uti;
contemni spinam, cum cecidere rosae.
Cur tamen, ut dantur vestes Cerialibus albae, 355
sic haec est cultu versicolore decens?
an quia maturis albescit messis aristis,
et color et species floribus omnis inest?
adnuit, et motis flores cecidere capillis,
accidere in mensas ut rosa missa solet. 360
lumina restabant, quorum me causa latebat,
cum sic errores abstulit illa meos:
'vel quia purpureis conlucent floribus agri,
lumina sunt nostros visa decere dies;
vel quia nec flos est hebeti nec flamma colore, 365
atque oculos in se splendor uterque trahit;
vel quia deliciis nocturna licentia nostris
convenit: a vero tertia causa venit.'
'est breve praeterea, de quo mihi quaerere restat,
si liceat' dixi: dixit et illa 'licet'. 370
'cur tibi pro Libycis clauduntur rete leaenis
inbelles capreae sollicitusque lepus?'
non sibi respondit silvas cessisse, sed hortos
arvaque pugnaci non adeunda ferae.
omnia finierat: tenues secessit in auras, 375
mansit odor; posses scire fuisse deam.
floreat ut toto carmen Nasonis in aevo,
sparge, precor, donis pectora nostra tuis.
Una vez, perdidas las flores, las arvejas y habas perecen, y tus lentejas, venidas del Nilo. También florecen los racimos encerrados trabajosamente en grandes barriles [270] y los vapores cubren las superficies de los toneles. La miel es un regalo mío; yo convoco a los seres que vuelan que van a dar la miel para las violetas, los codesos y los blancos tomillos. Yo también hago lo mismo, cuando los espíritus están exuberantes en los ríos en los años de juventud y los cuerpos mismos tienen vigor.
[275] Yo admiraba en silencio a la que decía tales cosas. Pero ella me dijo: “tienes derecho de aprender cualquier cosa que preguntes.” “Dime, diosa, –le respondí- cuál es el origen de los juegos.” Apenas había terminado (de hablar) que aquella me contestó: “ Los demás instrumentos de suntuosidad no estaban aún en vigor: [280] el rico tenía ganado o extensas tierras (de ahí también se dice rico/opulento, de allí el nombre de riqueza); pero ya cada uno adquiere riquezas mediante medios prohibidos; se había vuelto costumbre de la gente pastorear los bosques y esto fue lícito largo tiempo y no existía ningún castigo para eso; [285] el pueblo conservaba su predio público sin ninguna responsabilidad y ya era un tímido/tonto el que pastoreaba un terreno privado. Tal libertad llegó a los ediles de la plebe, los Publicios; antes no conocían, la intención de los hombres. El pueblo aceptó el asunto. [290] Los culpables afrontaron multas, la preocupación por lo público fue objeto de alabanza por los defensores. Una parte de la multa fue dada para mí y los vencedores instituyeron nuevos juegos entre una gran aclamación; con la otra parte establecieron una colina que entonces era una roca escarpada, ahora (es) un camino útil y lo llaman Publicio.”
[295] Yo había creído que los espectáculos se hacían anuales; ella lo negó y agregó a sus palabras estos términos: “ese honor también me corresponde a mí, disfrutamos con las fiestas y los altares y los dioses celestes somos una multitud vanidosa. A menudo alguno (se) hizo enemigo/hostil a los dioses al pecar [300] y por esas faltas se produjo una víctima tierna; a menudo he visto a Júpiter, habiendo querido enviar sus rayos, suspender su mano, al recibir el incienso. Pero si somos despreciados, la injuria se paga con grandes castigos y la ira sobrepasa la medida justa.
[305] Piensa en el testíada1, se quemó con ramas ajenas, la causa era que el altar de Febe2 estaba sin fuego. Piensa en el el Tantálide3, la misma diosa retenía sus velas; es una virgen y sin embargo se vengó dos veces por sus fuegos despreciados.
Oh, infeliz Hipólito, querrías haber honrado a Diana, [310] cuando fuiste destrozado por los caballos enfurecidos; sería largo contar los grandes olvidos corregidos con una expiación. Así también los padres romanos me dejaron de lado ¿qué debía hacer yo para que resultara evidente un dolor? Qué castigo exigiría por la deshonra contra mí? [315] Se perdió mi deber para mí, triste; no velaba por ningún campo ni los jardines fértiles tenían valor; los lirios se habían caído; veías las violetas secas y sufrir a los lánguidos tallos del rojo azafrán. A menudo Céfiro me dijo: [320] ´no quieras destruir tú misma tus dotes.` La dote era para mí sin valor. Los olivos florecían, los vientos violentos los dañaron; los campos florecían; las mieses fueron dañadas con el granizo. La vid estaba sin esperanza; el cielo se ennegreció con los australes y el follaje se cayó por el agua repentina. [325] Y yo no quise ver, ni soy cruel en mi ira. Pero no tuve ninguna preocupación por evitarlo. Los padres se reunieron y ofrecieron una fiesta anual a mis númenes si el año tenía una buena floración. Lo aprobé por la ofrenda. [330] El cónsul Lenas, junto con el cónsul Póstumo cumplieron, celebrando juegos para mí.”
Yo me preparaba a preguntar por qué en estos juegos sucede mayor lascivia y bromas más atrevidas, pero se me ocurrió que el numen no es severo y que la diosa tiene regalos propios de los placeres.
[335] Las sienes se ciñen con sutiles coronas y las espléndidas mesas se mantienen ocultas bajo las rosas que le han sido arrojadas. El comensal baila ebrio con los cabellos recogidos por una corona de tilo e impúdico hace mal uso del arte del vino; canta ante el duro umbral de la hermosa amiga; [340] sus cabellos perfumados tienen unas suaves guirnaldas. Nada serio se lleva cabo con la frente coronada y las aguas cristalinas no son bebidas por quienes están ceñidos con flores. Mientras tú, Aqueloo, no te habías mezclado con ningún racimo, ninguna gracia de tomar rosas existía aún.
[345] Baco ama las flores por la estrella de Ariadna puedes saber que la corona agrada a Baco. A ésta (Flora) le conviene una escena simple; a ella, creedme, no hay que tenerla entre las diosas con coturno. La causa por la que una multitud de meretrices celebra estos juegos no es difícil de encontrar.
[350] No es de las que profesan actividades tétricas ni importantes. desea que sus ritos sean abiertos para los coros populares y aconseja aprovechar del esplendor de la edad mientras florezca, pues tiramos las espinas, cuando se han caído las rosas.
[355] Pero por qué, si se dan vestidos blancos en los festivales de Ceres, ésta (Flora) se arregla con vestidos multicolores? Acaso porque la mies se pone blanca con las espigas maduras y el color y variedad está en todas las flores? Lo admitió y las flores cayeron de los cabellos movidos, [360] como suelen caer las rosas que se han colocado en las mesas.
Faltaban las luces, cuya causa se me ocultaba, cuando la diosa corrigió mis errores así: “bien porque los campos relucen con flores purpúreas, ha parecido que las luces son convenientes para mis días de fiesta; [365] bien porque ni la flor, ni las llamas tienen color apagado y ambos resplandores atraen hacia sí las miradas; bien porque para nuestro goce conviene la licencia nocturna; la tercer razón viene a ser la verdadera.”
“Es breve lo que me queda por preguntar, [370] si es posible”, dije y ella me dijo: “está permitido”. “Por qué son encerrados por ti, con la red en lugar de leones líbicos, cabras pacíficas y liebres mansas?” Ella me respondió que no le correspondían las selvas sino los huertos y los campos en los que no entran las fieras que luchan.
[375] Todo había terminado: se retiró hacia las suaves brisas, su perfume permaneció, podías saber que se trataba de una diosa; para que el poema de Nasón florezca por toda la vida, esparce, te lo suplico, con tus dones mi pecho.
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