Texto utilizado:
Ovide, Les Metamorphoses
Texte etablit et traduit par G. Lafaye, Paris
Belles Lettres, 1995
Libro X 405-430
Myrrha patre audito suspiria duxit ab imo
pectore; nec nutrix etiamnum concipit ullum
mente nefas aliquemque tamen praesentit amorem;
propositique tenax, quodcumque est, orat, ut ipsi 405
indicet, et gremio lacrimantem tollit anili
atque ita conplectens infirmis membra lacertis
"sensimus," inquit "amas! et in hoc mea (pone timorem)
sedulitas erit apta tibi, nec sentiet umquam
hoc pater." exiluit gremio furibunda torumque 410
ore premens "discede, precor, miseroque pudori
parce!" ait; instanti "discede, aut desine" dixit
"quaerere, quid doleam! scelus est, quod scire laboras."
horret anus tremulasque manus annisque metuque
tendit et ante pedes supplex procumbit alumnae 415
et modo blanditur, modo, si non conscia fiat,
terret et indicium laquei coeptaeque minatur
mortis et officium commisso spondet amori.
extulit illa caput lacrimisque inplevit obortis
pectora nutricis conataque saepe fateri 420
saepe tenet vocem pudibundaque vestibus ora
texit et "o" dixit "felicem coniuge matrem!"
hactenus, et gemuit. gelidus nutricis in artus
ossaque (sensit enim) penetrat tremor, albaque toto
vertice canities rigidis stetit hirta capillis, 425
multaque, ut excuteret diros, si posset, amores,
addidit. at virgo scit se non falsa moneri;
certa mori tamen est, si non potiatur amore.
"vive," ait haec, "potiere tuo"—et, non ausa "parente"
dicere, conticuit promissaque numine firmat. 430
Myrra, tras oír (nombrar) al padre emitió un suspiro desde lo profundo del pecho y
la nodriza no imagina nada impío/nefasto en su mente; y sin embargo, presiente algún amor [405] y persistente en su propósito pide que le indique a ella misma lo que sea y levanta en su regazo de anciana a la que llora y rodeando así sus miembros con débiles brazo, dice: “me doy cuenta, ¡amas! y en esto (depón el temor) mi aplicación será adecuada para ti y tu padre nunca se dará cuenta de esto.
Myrra saltó de su regazo y furiosa y oprimiendo el lecho con su boca dice: “aléjate, te lo ruego y respeta mi mísero pudor.” Dijo a la (anciana) que la apremia, “aléjate o cesa de preguntar por qué me lamento, lo que te esfuerzas en conocer es un crimen.”
La anciana se horroriza y tiende sus manos temblorosas por los años y por el miedo y [415] suplicante cae ante los pies de su pupila y unas veces la acaricia, otras veces se asusta y la obliga a que la haga cómplice en la delación del lazo y del intento de muerte y le promete solemnemente sus servicios para el amor confiado.
Ella (Myrra) levantó la cabeza y con las lágrimas que surgían [420] llenó el pecho de la nodriza y muchas veces intentó confesar y muchas veces retuvo su voz y con sus vestidos cubrió su rostro lleno de pudor y dijo: ¡oh madre feliz con su esposo! basta ya! y gimió. Un temor penetra en los miembros y huesos de la nodriza; (en efecto se dio cuenta); en toda su cabeza, [425] la blanca canicie se erizó, levantada por los cabellos erizados y añadió muchas cosas para que arrojara fuera, si podía, los crueles amores; y la doncella sabe que ella es aconsejada no falsamente, aunque está segura de morir si no es dueña de ese amor. “Vive -dice ésta (la anciana)- y serás dueña de tu…” y no osando decir “padre”, [430] calló y confirma su promesa por la divinidad.