[13] Rerum natura, hoc est vita, narratur, et haec sordidissima sui parte ac plurimarum rerum aut rusticis vocabulis aut externis, immo barbaris etiam, cum honoris praefatione ponendis.
[14] Praeterea iter est non trita auctoribus via nec qua peregrinari animus expetat. nemo apud nos qui idem temptaverit, nemo apud Graecos, qui unus omnia ea tractaverit. magna pars studiorum amoenitates quaerimus; quae vero tractata ab aliis dicuntur inmensae subtilitatis, obscuris rerum tenebris premuntur. ante omnia attingenda quae Graeci thV egkukliou paideiaV vocant, et tamen ignota aut incerta ingeniis facta; alia vero ita multis prodita, ut in fastidium sint adducta.
[13] Se narra (en ellos) la naturaleza de las cosas, esto es, de la vida y desde la parte inferior de la mayoría de las cosa con vocabulario rústico y extraño, incluso términos bárbaros que requieren el honor de un prefacio.
[14] Además es un camino no frecuentado por los autores y vía a través de la cual mi ánimo no desearía peregrinar. No (ha existido) nadie entre nosotros que lo haya intentado, nadie entre los griegos, que haya tratado, solo, todas estas cosas. Gran parte de nosotros buscamos belleza en el estudio; por parte, la inmensa complejidad que, se dice, fue tratada por otros, son ocultas por la oscura tiniebla de las cosas. Ante todo, lo que se va a tratar son las cosas que los griegos llaman egkuklios paideia (educación integral) y sin embargo, es desconocida o incierta para los ingenios; otras, ciertamente, fueron expuestas por muchos de modo que resultó reducida a la saciedad.
viernes, 28 de octubre de 2016
viernes, 21 de octubre de 2016
Plinio El Viejo
[11] Te quidem in excelsissimo generis humani fastigio positum, summa eloquentia, summa eruditione praeditum, religiose adiri etiam a salutantibus scio, et ideo curant, quae tibi dicantur ut digna sint. verum dis lacte rustici multaeque gentes et mola litant salsa qui non habent tura, nec ulli fuit vitio deos colere quoquo modo posset.
[12] Meae quidem temeritati accessit hoc quoque, quod levioris operae hos tibi dedicavi libellos. nam nec ingenii sunt capaces, quod alioqui in nobis perquam mediocre erat, neque admittunt excessus aut orationes sermonesve aut casus mirabiles vel eventus varios, iucunda dictu aut legentibus blanda sterili materia:
[11] Sé que tú eres consultado por quienes religiosamente te visitan como el que ocupa el lugar más elevado del género humano y el más dotado de elocuencia y erudición y a tal punto (le) preocupan las cosas que se digan de ti, sean dignas. Ciertamente, los rústicos y muchos pueblos sencillos que no tienen incienso, hacen sacrificios a los dioses con leche o tortas sagradas y no fue nunca un defecto honrar a los dioses con cualquier cosa que se pudiera.
[12] A mi temeridad se sumó también esto, porque te dediqué estos libritos de poca importancia, pues no son dignos de tu ingenio, pues eran para mí, en extremo mediocres; ni admiten excesivas oraciones o conversaciones o hechos admirables y eventos variados o cualquier materia estéril, alegre de decir o blanda para los lectores.
[12] Meae quidem temeritati accessit hoc quoque, quod levioris operae hos tibi dedicavi libellos. nam nec ingenii sunt capaces, quod alioqui in nobis perquam mediocre erat, neque admittunt excessus aut orationes sermonesve aut casus mirabiles vel eventus varios, iucunda dictu aut legentibus blanda sterili materia:
[11] Sé que tú eres consultado por quienes religiosamente te visitan como el que ocupa el lugar más elevado del género humano y el más dotado de elocuencia y erudición y a tal punto (le) preocupan las cosas que se digan de ti, sean dignas. Ciertamente, los rústicos y muchos pueblos sencillos que no tienen incienso, hacen sacrificios a los dioses con leche o tortas sagradas y no fue nunca un defecto honrar a los dioses con cualquier cosa que se pudiera.
[12] A mi temeridad se sumó también esto, porque te dediqué estos libritos de poca importancia, pues no son dignos de tu ingenio, pues eran para mí, en extremo mediocres; ni admiten excesivas oraciones o conversaciones o hechos admirables y eventos variados o cualquier materia estéril, alegre de decir o blanda para los lectores.
viernes, 14 de octubre de 2016
Plinio El Viejo
[9] Cum apud Catonem, illum ambitus hostem et repulsis tamquam honoribus inemptis gaudentem, flagrantibus comitiis pecunias deponerent candidati, hoc se facere, quod tum pro innocentia ex rebus humanis summum esset, profitebantur. inde illa nobilis M. Ciceronis suspiratio: O te felicem, M. Porci, a quo rem inprobam petere nemo audet!
[10] Cum tribunos appellaret L. Scipio Asiaticus, inter quos erat Gracchus, hoc adtestabatur vel inimico iudici se probari posse. adeo summum quisque causae suae iudicem facit quemcumque, cum eligit. unde provocatio appellatur.
(9) Cuando Catón, el enemigo de jactancias, feliz con una negativa a honrar los logros, se convirtió, al calor de las elecciones, en depositario de los candidatos que aspiraban a Magistrados que le entregaban, decía al hacerlo, tener la mayor inocencia (esto sería extraordinario en los humanos). De ahí la famosa exclamación de Cicerón: ¡Dichoso tú, Marco Porcio (Caton "el joven"), a quien nadie se atreve a pedir cosa mal!.
(10) Cuando apelaba Lelio Escipión el Asiático en el foro, entre los que estaba Graco, afirmaba esto diciendo que podía ser probado aunque el juez fuese enemigo. Siendo cierto que de la elección de un juez hizo un árbitro final. De ahí que provocando lo eligiese.
[10] Cum tribunos appellaret L. Scipio Asiaticus, inter quos erat Gracchus, hoc adtestabatur vel inimico iudici se probari posse. adeo summum quisque causae suae iudicem facit quemcumque, cum eligit. unde provocatio appellatur.
(9) Cuando Catón, el enemigo de jactancias, feliz con una negativa a honrar los logros, se convirtió, al calor de las elecciones, en depositario de los candidatos que aspiraban a Magistrados que le entregaban, decía al hacerlo, tener la mayor inocencia (esto sería extraordinario en los humanos). De ahí la famosa exclamación de Cicerón: ¡Dichoso tú, Marco Porcio (Caton "el joven"), a quien nadie se atreve a pedir cosa mal!.
(10) Cuando apelaba Lelio Escipión el Asiático en el foro, entre los que estaba Graco, afirmaba esto diciendo que podía ser probado aunque el juez fuese enemigo. Siendo cierto que de la elección de un juez hizo un árbitro final. De ahí que provocando lo eligiese.
viernes, 7 de octubre de 2016
Plinio El Viejo
[8] Sed haec ego mihi nunc patrocinia ademi nuncupatione, quoniam plurimum refert, sortiatur aliquis iudicem an eligat, multumque apparatus interest apud invitatum hospitem et oblatum.
[9] Cum apud Catonem, illum ambitus hostem et repulsis tamquam honoribus inemptis gaudentem, flagrantibus comitiis pecunias deponerent candidati, hoc se facere, quod tum pro innocentia ex rebus humanis summum esset, profitebantur. inde illa nobilis M. Ciceronis suspiratio: O te felicem, M. Porci, a quo rem inprobam petere nemo audet!
[8] Pero estas defensas me las quité mediante una designación, porque se dice que (si) alguno es sorteado o elige juez, mucha es la diferencia en el trato para el huésped invitado que al que se ofrece.
[9] Cuando, en tiempos de Catón, aquel enemigo del cohecho, feliz ante el rechazo de honores no apropiados; en los comicios excitados, los candidatos confiaron las monedas que ellos hicieron; declaraban públicamente a favor de su inocencia, que eso sería de lo más extraordinario entre las cosas humanas. De allí, aquella célebre exclamación de Cicerón: “¡Oh, dichoso de ti, M. Persio, a quien nadie se atreve a pedir algo ímprobo!”
[9] Cum apud Catonem, illum ambitus hostem et repulsis tamquam honoribus inemptis gaudentem, flagrantibus comitiis pecunias deponerent candidati, hoc se facere, quod tum pro innocentia ex rebus humanis summum esset, profitebantur. inde illa nobilis M. Ciceronis suspiratio: O te felicem, M. Porci, a quo rem inprobam petere nemo audet!
[8] Pero estas defensas me las quité mediante una designación, porque se dice que (si) alguno es sorteado o elige juez, mucha es la diferencia en el trato para el huésped invitado que al que se ofrece.
[9] Cuando, en tiempos de Catón, aquel enemigo del cohecho, feliz ante el rechazo de honores no apropiados; en los comicios excitados, los candidatos confiaron las monedas que ellos hicieron; declaraban públicamente a favor de su inocencia, que eso sería de lo más extraordinario entre las cosas humanas. De allí, aquella célebre exclamación de Cicerón: “¡Oh, dichoso de ti, M. Persio, a quien nadie se atreve a pedir algo ímprobo!”
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