domingo, 4 de septiembre de 2011

Jacinto







Texto utilizado:
Ovide, Les Metamorphoses
Texte etablit et traduit par G. Lafaye, Paris
Belles Lettres, 1995
Libro X 162-220








'Te quoque, Amyclide, posuisset in aethere Phoebus,
tristia si spatium ponendi fata dedissent.
qua licet, aeternus tamen es, quotiensque repellit
ver hiemem, Piscique Aries succedit aquoso, 165
tu totiens oreris viridique in caespite flores.
te meus ante omnes genitor dilexit, et orbe
in medio positi caruerunt praeside Delphi,
dum deus Eurotan inmunitamque frequentat
Sparten, nec citharae nec sunt in honore sagittae: 170
inmemor ipse sui non retia ferre recusat,
non tenuisse canes, non per iuga montis iniqui
ire comes, longaque alit adsuetudine flammas.
iamque fere medius Titan venientis et actae
noctis erat spatioque pari distabat utrimque, 175
corpora veste levant et suco pinguis olivi
splendescunt latique ineunt certamina disci.
quem prius aerias libratum Phoebus in auras
misit et oppositas disiecit pondere nubes;
reccidit in solidam longo post tempore terram 180
pondus et exhibuit iunctam cum viribus artem.
protinus inprudens actusque cupidine lusus
tollere Taenarides orbem properabat, at illum
dura repercusso subiecit verbere tellus
in vultus, Hyacinthe, tuos. expalluit aeque 185
quam puer ipse deus conlapsosque excipit artus,
et modo te refovet, modo tristia vulnera siccat,
nunc animam admotis fugientem sustinet herbis.
nil prosunt artes: erat inmedicabile vulnus.
ut, siquis violas rigidumve papaver in horto 190
liliaque infringat fulvis horrentia linguis,
marcida demittant subito caput illa vietum
nec se sustineant spectentque cacumine terram:
sic vultus moriens iacet et defecta vigore
ipsa sibi est oneri cervix umeroque recumbit. 195
"laberis, Oebalide, prima fraudate iuventa,"
Phoebus ait "videoque tuum, mea crimina, vulnus.
tu dolor es facinusque meum: mea dextera leto
inscribenda tuo est. ego sum tibi funeris auctor.
quae mea culpa tamen, nisi si lusisse vocari 200
culpa potest, nisi culpa potest et amasse vocari?
atque utinam tecumque mori vitamque liceret
reddere! quod quoniam fatali lege tenemur,
semper eris mecum memorique haerebis in ore.
te lyra pulsa manu, te carmina nostra sonabunt, 205
flosque novus scripto gemitus imitabere nostros.
tempus et illud erit, quo se fortissimus heros
addat in hunc florem folioque legatur eodem."
talia dum vero memorantur Apollinis ore,
ecce cruor, qui fusus humo signaverat herbas, 210
desinit esse cruor, Tyrioque nitentior ostro
flos oritur formamque capit, quam lilia, si non
purpureus color his, argenteus esset in illis.
non satis hoc Phoebo est (is enim fuit auctor honoris):
ipse suos gemitus foliis inscribit, et AI AI 215
flos habet inscriptum, funestaque littera ducta est.
nec genuisse pudet Sparten Hyacinthon: honorque
durat in hoc aevi, celebrandaque more priorum
annua praelata redeunt Hyacinthia pompa.
'At si forte roges fecundam Amathunta metallis, 220
an genuisse velit Propoetidas, abnuat aeque
atque illos, gemino quondam quibus aspera cornu
frons erat, unde etiam nomen traxere Cerastae.


Metamorfosis de Jacinto
A ti también Amiclida, Febo te habría depositado en el éter, si los siniestros hados le hubieran dado ocasión de colocarte. sin embargo eras eterno en lo que se permite y cuando a veces la primavera aleja el invierno y el carnero [165] sucede al acuoso pez, tantas veces sales tú y las flores en el verte césped.
A ti antes que a todos , amó mi padre y Delfos, ubicado en el centro estuvo privada de su protección, mientras el dios frecuentaba el Eurotas y Esparta [170] no fortificada y no son dignos de honor ni la cítara ni las flechas; él, sin acordarse de sí, no rechaza las redes, ni retener los perros, ni ir como compañero por cima de los montes abruptos y alimenta las pasiones con costumbre habitual.
Y ya Titán estaba casi en el medio de la noche que ha de venir y se paseaba y estaba a igual distancia de uno y otro; aligeran sus cuerpos de ropa y brillan con el jugo de las gordas olivas y van hacia las competencias de lanzamiento de disco. El disco de Febo, el primero, tras balancearse se lanzón a los aires y con su peso dispersó las nubes que se le oponían, volvió a caer sobre las dura tierra y el peso, [180] después de largo tiempo y exhibió el arte junto con las fuerzas.
Sin interrupción el Tenárida imprudente y empujado por el deseo de juego se apresuraba a levantar el disco; pero la dura tierra lo lanzó tras ser rechazo en el aire, contra tu rostro, Jacinto. [185] Palideció igual que el joven el mismo dios y toma los miembros desfallecientes y unas veces te reanima y otras seca las fuertes heridas, ahora retiene tu vida que escapa, aplicando unas hierbas.
Son inútiles sus artes, la herida resultaba incurable. [190] Como si alguien en un jardín rompe violetas o adormidera duras o lirios que se estremecen , como las lenguas azafranadas; ellas, de repente marchitas, dejan caer su cabeza ajada y no se sostienen y contemplan la tierra con sus puntas. Así yace moribundo el rostro y el propio cuello es un peso para sí mismo, tras perder el vigor y [195] se recuesta sobre el hombro.
“Desfalleces, Ebálida, acabada estúpidamente tu juventud -dice Febo- y veo en tu herida, mi acusación. Tú eres mi dolor y mi crimen, mi diestra debe ser grabada con tu muerte. yo soy el autor de desgracia. Pero cuál es mi culpa, excepto, el haber jugado, [200] puede ser llamada culpa, sino haber amado puede ser llamado culpa?”
Y ojalá fuera lícito morir contigo y volver a la vida en cuanto a esto. Puesto que estamos sujetos a la ley del destino siempre estarás conmigo y estarás siempre en mi boca, que se acuerda.
[205] Mi lira pulsada con mi mano y mis versos te cantarán y como flor nueva imitarás mis gemidos con una inscripción. Llegará también el tiempo en el que el más fuero de los leones se añadirá a esta flor y serás leído en la misma hoja.”
Mientras son recordadas estas cosas por la boca verídica de Apolo; [210] he aquí que la sangre derramada sobre la tierra que había marcado la hierba; deja de ser sangre y más brillante que la ostra tira, surge una flor y toma una forma los lirios, sino fuera por el color púrpura de éstos, en aquellos es plateado.
Esto no fue suficiente para Febo –en efecto, él fue el autor del honor- [215] él mismo inscribió sus gemidos en las hojas y la flor tiene inscripto: “¡ay, ay!” y las letras, tristes son moldeadas. y no se avergüenza Esparta de haber engendrado a Jacinto y el honor perdura hasta nuestra época y según la antigua costumbre todos los años vuelven las Fiestas Jacintas para ser celebradas con pompa que va delante.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Invocación: El canto de Orfeo






Texto utilizado:
Ovide, Les Metamorphoses
Texte etablit et traduit par G. Lafaye, Paris
Belles Lettres, 1995
Libro X 145-160







Tale nemus vates attraxerat inque ferarum
concilio, medius turbae, volucrumque sedebat.
ut satis inpulsas temptavit pollice chordas 145
et sensit varios, quamvis diversa sonarent,
concordare modos, hoc vocem carmine movit:
'ab Iove, Musa parens, (cedunt Iovis omnia regno)
carmina nostra move! Iovis est mihi saepe potestas
dicta prius: cecini plectro graviore Gigantas 150
sparsaque Phlegraeis victricia fulmina campis.
nunc opus est leviore lyra, puerosque canamus
dilectos superis inconcessisque puellas
ignibus attonitas meruisse libidine poenam.
'Rex superum Phrygii quondam Ganymedis amore 155
arsit, et inventum est aliquid, quod Iuppiter esse,
quam quod erat, mallet. nulla tamen alite verti
dignatur, nisi quae posset sua fulmina ferre.
nec mora, percusso mendacibus aere pennis
abripit Iliaden; qui nunc quoque pocula miscet 160
invitaque Iovi nectar Iunone ministrat.


INVOCACIÓN
[145] Cuando probó, bastante, las cuerdas pulsadas con su pulgar y se dio cuenta de que las distintas notas, aunque sonaban diferentes, concordaban rítmicamente, moduló su voz con este canto:
Oh, musa creadora, impulsa mi canto desde Júpiter (todas las cosas ceden al reino de Júpiter). A menudo ha sido mencionado el poder de éste: [150] con un plectro más pesado he cantado a los Gigantes y los victoriosos rayos esparcidos por los campos flegreos. Ahora conviene una lira más liviana, cantemos a los jóvenes que fueron amados por los dioses y las doncellas excitadas por fuegos prohibidos, que merecieron un castigo por un deseo desenfrenado.
[155] En otro tiempo, el rey de los dioses ardió de deseo por el frigio Ganimedes y se descubrió algo, que Júpiter preferías ser más de lo que era. Sin embargo, no se digna convertir en ave distinta sino la que podría llevar sus rayos. Y sin demora, golpeando el aire con sus engañosas alas arrebata al Ilíada, [160] quien también ahora mezcla las copas y sirve el néctar a Júpiter, a pesar del deseo de Juno.